Era un organizador de balaceras, tanto para el Viejo Cantero como para el peruano Julio Rodríguez Granthon

El integrante de la organización criminal fue condenado por una serie de delitos graves, entre ellos homicidio, intimidación pública y narcotráfico. La pena impuesta resalta la lucha contra la violencia y el crimen organizado en la ciudad.

En una audiencia realizada este miércoles, el Tribunal de Primera Instancia, compuesto por los jueces Santana, Pinto y López Quintana, dictó una sentencia contra Nazareno Uriel Gauna por su participación en diversos delitos cometidos como parte de una organización criminal que operaba en Rosario. La condena impuesta fue de 18 años y 10 meses de prisión efectiva, que resulta de la unificación de varias penas previas. Este fallo llega tras la homologación de un procedimiento abreviado presentado por los fiscales Carbone y Artacho, y fue aceptado por la defensa de Gauna.

El condenado fue hallado responsable de múltiples delitos graves, que incluyen asociación ilícita, intimidación pública calificada por el uso de armas de fuego, amenazas coactivas, tentativa de homicidio y comercialización de estupefacientes. En total, Gauna fue acusado de ser coautor en una serie de crímenes que abarcan desde actos de violencia armada hasta el reclutamiento y la ejecución de delitos encargados por la organización. La pena de prisión impuesta también contempla su rol en las extorsiones y homicidios por encargo, así como en los abusos de armas (balaceras) que afectaron diversas instituciones y establecimientos comerciales en la ciudad.

Según la Fiscalía, Gauna formaba parte de una asociación criminal liderada por Máximo “El Viejo” Cantero, quien ya se encuentra imputado, junto a otras personas y menores de edad. Esta organización tenía como principal objetivo expandir sus actividades vinculadas al narcotráfico y al narcomenudeo, utilizando la violencia para controlar territorios y someter a aquellos que no cumplían con las exigencias del grupo. Las víctimas de esta violencia no solo eran aquellos con deudas, sino que también se trataba de una estrategia para sembrar el terror en toda la comunidad.

Entre los hechos que se le atribuyen a Gauna, destaca su participación en varios ataques armados hacia escuelas y estaciones de servicio en Rosario. En particular, se lo vincula con los atentados ocurridos en noviembre de 2021, cuando un grupo de personas, presuntamente bajo su mando, disparó contra el Complejo Educativo de calle Caferatta al 4000, la Escuela Magnano y la estación de servicio de Ovidio Lagos al 4900. Estos ataques fueron parte de un patrón de intimidación, que también incluyó balaceras en establecimientos de la ciudad y su periferia, como en las localidades de Arroyo Seco y Funes, las cuales habrían sido encargadas por el peruano Julio Rodríguez Granthon, también ya condenado

Uno de los crímenes más graves en los que Gauna estuvo involucrado fue una tentativa de homicidio ocurrida en diciembre de 2021. Por encargo de su jefe, Nelson A., Gauna coordinó el ataque a un punto de venta de estupefacientes, lo que resultó en la herida de un cliente del lugar. El ataque se realizó a cambio de una promesa remuneratoria de 100.000 pesos, una práctica recurrente dentro de la organización criminal para ejecutar sus delitos. Además, Gauna desempeñaba un rol central al reclutar y seleccionar a las personas encargadas de llevar a cabo estos ataques, además de coordinar la logística y recaudar el dinero por los hechos cometidos.

La investigación también reveló que Gauna se involucró en la subestructura de la organización junto a su pareja, Romina B., tras distanciarse de las órdenes directas de Nelson A. A partir de ese momento, Gauna comenzó a liderar su propia célula dentro de la organización, encargándose de la ejecución de los delitos y de la distribución de las ganancias generadas por estos.

El veredicto de este juicio resalta la importancia de erradicar la violencia generada por el crimen organizado en la región. La condena a Gauna refleja el esfuerzo del sistema judicial para frenar las actividades de estas organizaciones que operan con total impunidad y desbordando la seguridad pública. Si bien este fallo representa un avance significativo, las autoridades continúan con las investigaciones para identificar y juzgar a otros miembros de la organización, con el objetivo de desmantelar por completo su estructura criminal.

El caso de Nazareno Gauna es un claro ejemplo de cómo las bandas criminales que operan en Rosario y otras localidades cercanas no solo se dedican al narcotráfico, sino que también recurren a la violencia extrema como método de control y extorsión. La pena impuesta es un mensaje firme sobre la lucha contra el crimen organizado, y las autoridades seguirán trabajando para garantizar que los responsables de estos actos paguen por sus crímenes.