El perro rescatista que marcó una década de servicio a los santafesinos

Baloo, el pastor belga malinois trabajó incansablemente durante diez años en la Unidad Canina de Bomberos Zapadores de Rosario, falleció el viernes 10 de enero a casi 14 años. Su historia resalta el papel fundamental que los perros de las fuerzas de seguridad juegan en la comunidad, siendo héroes anónimos en misiones de búsqueda y rescate.

La comunidad santafesina se despidió el pasado viernes 10 de enero de uno de sus héroes más fieles; Baloo, un perro pastor belga malinois que durante más de diez años fue un miembro destacado de la Unidad Canina de Bomberos Zapadores de Rosario. A tan solo dos meses de cumplir 14 años, Baloo dejó este mundo tras una vida de servicio y sacrificio, demostrando la importancia de los animales en las fuerzas de seguridad.

La historia de Baloo comenzó de manera difícil, siendo uno de los tres sobrevivientes de una camada de nueve cachorros a causa de vacunas adulteradas. Rescatado y cuidado por el subcomisario Leandro Rivero, jefe de la Unidad Canina, Baloo comenzó su entrenamiento a los 45 días de vida. Rivero, quien fue su compañero incondicional, recuerda con cariño los primeros días en los que Baloo se convirtió en un miembro esencial de la unidad, participando en misiones que marcarían la historia de la ciudad.

Una de las primeras intervenciones de Baloo fue en la explosión y derrumbe de la calle Salta 2141 en Rosario, en 2013, donde su habilidad para detectar tanto personas vivas como fallecidas se destacó. A lo largo de su carrera, participó en casos que conmovieron a la sociedad, como la búsqueda de la adolescente Chiara Páez en 2015 o la aprehensión de femicidas en distintas localidades de la provincia. A pesar de ser un perro de trabajo, Rivero asegura que Baloo también era un compañero fiel que demostraba su lealtad a través del juego, buscando siempre el premio de la satisfacción de su amo.

En 2022, Baloo se jubiló, disfrutando de su tiempo libre en el patio de la casa de su entrenador, donde pasó sus últimos años rodeado de cariño. La jubilación de Baloo fue marcada por un emotivo acto oficial, donde se le rindió homenaje con medallas y guardias de honor, reconociendo su incansable trabajo. Sin embargo, el paso del tiempo fue implacable, y en su último día, Rivero, su eterno compañero, lo acompañó hasta el final, brindándole consuelo y cariño.

El legado de Baloo trasciende más allá de su vida. Su historia pone de manifiesto el importante rol que los perros de las fuerzas de seguridad juegan en la protección y el bienestar de la comunidad. Hoy, el trabajo de las distintas Unidades Caninas de la provincia sigue vivo, con más de 100 perros que continúan con la labor iniciada por Baloo y otros héroes anónimos que día a día brindan su apoyo a la sociedad. Así, en cada misión y en cada rastro seguido, los perros continúan siendo una pieza clave en la seguridad y el rescate, demostrando que, como Baloo, su lealtad y valentía nunca serán olvidadas.