Dos agentes del Servicio Penitenciario fueron detenidos y una tercera persona se encuentra en carácter de demorado, tras el crimen del dealer
El pasado fin de semana, un hecho de gravedad sacudió la cárcel de Piñero, ubicada en la provincia de Santa Fe, cuando un interno de alto perfil fue atacado dentro del pabellón donde se alojan prisioneros de máxima seguridad. El suceso involucró a Agustín De La Encina Capeletti, quien, según las autoridades, fue apuñalado en un momento en que el pabellón estaba abierto, tras finalizar la visita de rutina. De La Encina, se encontraba en el nivel 2 de seguridad, fue trasladado con vida a un centro de salud, pero las circunstancias que rodearon su agresión han desatado una investigación que ya involucra a varios detenidos y sospechas sobre complicidad dentro del personal penitenciario.
La cárcel de Piñero, conocida por alojar a prisioneros vinculados a bandas criminales de alto calibre, como el Clan Alvarado, se encuentra en el centro de una investigación que podría revelar fallos en la seguridad. Fuentes oficiales confirmaron que las cámaras de seguridad del pabellón donde ocurrió el ataque están siendo analizadas por la Fiscalía y Asuntos Internos, pero por el momento los detalles sobre lo que se ve en esas grabaciones son limitados. La única información disponible es que De La Encina fue atacado por uno o más agresores, aunque la identidad de estos sigue siendo un misterio.
Uno de los aspectos más inquietantes del caso es la posible complicidad de agentes penitenciarios en el ataque. Dos guardiacárceles ya fueron detenidos y se encuentran bajo custodia, aunque hasta el momento no han sido formalmente imputados. La Fiscalía y Asuntos Internos están trabajando en el análisis de los teléfonos de los detenidos, buscando pistas que puedan esclarecer si hubo algún tipo de intervención por parte del personal en la facilitación del ataque. A pesar de la detención de los agentes, las autoridades se han mostrado cautas al hablar sobre las causas del ataque, señalando que aún no se pueden adelantar hipótesis.
El pabellón donde ocurrió el ataque albergaba a unos 90 internos, muchos de los cuales están vinculados con el Clan de los Monos y el mencionado Clan Alvarado. Según las fuentes, el ambiente en el pabellón estaba tenso, y aunque no se puede afirmar con certeza que el ataque fuera parte de una disputa interna, se sospecha que podría haber estado relacionado con enfrentamientos previos entre los internos.
La decisión de reubicar a De La Encina en Piñero, una prisión con mayores medidas de seguridad y tecnología avanzada en comparación con otras, ha generado preguntas sobre la coordinación entre las autoridades penitenciarias y la justicia. A pesar de su implicación en causas federales, De La Encina fue trasladado a esta cárcel bajo la órbita del Servicio Penitenciario Provincial, una práctica común en el sistema penitenciario, aunque no exenta de críticas.
En conclusión, este ataque subraya la complejidad de la seguridad en las cárceles de alto perfil y pone en evidencia las posibles fallas en la supervisión de los internos y el personal penitenciario. Mientras la investigación sigue su curso, las autoridades deben enfrentar un desafío mayor: asegurar que la justicia se haga y que los responsables, tanto internos como externos, sean llevados ante la ley.