“La justicia es demasiada lenta. Hace un mes denuncié a mi cuñado por violencia de género y acoso a una menor de edad. La justicia no hace nada, el agresor está en la calle como si nada. Necesito ayuda, no quiero ser una más de tantas mujeres muertas”.

La denuncia llegó a la redacción de Rosario Alerta. Si bien fue hecha el 19 de noviembre de 2021 en un Centro Territorial (CTD), la denunciante, una mujer de 33 años que tiene cuatro hijos, asegura que no tuvo respuestas y que la integridad de su familia corre riesgo. Apunta por lesiones y acoso a su cuñado Pablo E.

Se trata de un conflicto habitacional atravesado por violencia de género y el acecho a la integridad de una de sus hijas. Todo ocurrió en un pasillo cercano a la intersección de Padre Giaccone e Italia, en el barrio San Martín A del sur de Rosario.

Así lo cuenta: “Vivo con mis cuatro hijos (dos niñas y dos niños) junto a mi pareja. Delante de mi casa vive el denunciado porque el terreno corresponde a los padres de mi pareja, ya fallecidos”.

“El denunciado siempre fue violento con mi familia. Quiere que nos vayamos porque dice que el terreno es suyo y aún no se realizaron los trámites de sucesión”, aseguró sobre Pablo E.

En ese marco de hostigamiento la denunciante sostuvo que una de sus hijas sufre el acoso sexual del hermano de su pareja. “Se creó perfiles en Instagram y le ha enviado fotos de su pene”, contó. A mediados de noviembre “el acoso pasó a mayores cuando mi hija volvía de la escuela le mostró el pene en la puerta de su casa”.  

“Cuando nos enteramos de esto, fuimos a increparlo con mi pareja y este nos golpeó salvajemente con un fierro y su mujer nos amenazaba con un cuchillo”, dijo Mariela, que terminó con seis puntos de sutura en la cabeza, un corte en el brazo izquierdo y una lesión en un dedo. Su marido también sufrió una herida en el cabeza y golpes en las piernas. “Nos agarró con un fiero de pileta, si no se metían los vecinos nos mataba”, dijo.

Ese día la policía se llevó demorado a Pablo E., pero pronto recuperó la calle. El 29 de noviembre un Tribunal de Familia impuso una orden de restricción sobre este, que le prohíbe acercarse a la familia y el cese de “cualquier acto de hostigamiento o de molestia hacia la persona denunciante y su grupo familiar”.

Pese a la intervención del tribunal Mariela aseguró que “desde hace un mes que con mis cuatro hijos estamos durmiendo en un colchón en el piso porque la casa de nosotros fue tomada por él”.