Un doble asesinato en un juego mortal de poder y control

Este miércoles el Centro de Justicia Penal de Rosario fue escenario de una audiencia imputativa en la que se le formalizó la acusación a Aníbal Cabañas de 61 años, por los delitos de homicidio calificado por el vínculo y por mediar un contexto de género, agravado por el uso de un arma de fuego. Además, Cabañas enfrenta cargos por homicidio agravado por el uso de arma de fuego, portación ilegítima de arma de fuego de guerra, encubrimiento, daño y amenazas simples, todo en concurso real. El juez de Primera Instancia, Hernán Postma, dictó la prisión preventiva efectiva para el acusado, por el plazo de ley.

El fiscal relató los hechos ocurridos el 6 de abril de 2025, alrededor de las 13:45, en el domicilio de la ex esposa de Cabañas, Natalia Ocampo, en Uruguay al 5300, en Rosario. A pesar de tener una prohibición de acercamiento dictada previamente, Cabañas accedió al lugar con las llaves sustraídas a Ocampo. Una vez dentro, se dirigió al primer piso de la vivienda, donde se encontraba Ocampo junto a su actual pareja, César Valenzuela. El imputado, en un ataque feroz, pateó la puerta divisoria del lugar y disparó al menos ocho veces con una pistola Bersa calibre 9 mm, matando a Ocampo con un disparo en el cráneo y a Valenzuela con varios impactos en el cuerpo.

El contexto de violencia de género que rodeó el crimen fue evidente: Cabañas y Ocampo mantenían una relación abusiva de más de 18 años, caracterizada por maltrato físico, psicológico y económico. La víctima había denunciado previamente episodios de violencia y estaba en proceso de divorcio. Incluso, el 26 de marzo de 2025, Cabañas había sido notificado de una prohibición de acercamiento, la cual violó al acercarse al domicilio de Ocampo y proferir amenazas de muerte.

El acusado, además, portaba ilegalmente el arma utilizada en el crimen, la cual tenía la numeración suprimida, lo que indica que podría haber sido obtenida de manera ilícita.

Este caso subraya la gravedad de la violencia de género que, lamentablemente, sigue siendo una problemática constante en nuestra sociedad. La condena de Cabañas no solo es una respuesta judicial ante un acto de violencia extrema, sino también un llamado a continuar trabajando para erradicar la violencia machista. Mientras tanto, la justicia deberá seguir adelante con la investigación y el proceso para que las víctimas reciban el reconocimiento que merecen y no queden impunes los crímenes de género.