El líder de una asociación ilícita operaba desde la cárcel de Ezeiza recibió la máxima pena tras un acuerdo abreviado con la Fiscalía

Cristian “Pupito” Avalle fue hallado culpable de instigar homicidios, extorsionar comerciantes y ordenar ataques armados contra instituciones y domicilios particulares en Rosario y Villa Gobernador Gálvez.

Este jueves, la Justicia rosarina dictó una sentencia ejemplar contra Cristian Avalle, un hombre que operaba desde la cárcel de Ezeiza y lideraba una asociación ilícita dedicada a cometer delitos de extrema gravedad. Los jueces Mariano Aliau, Pablo Pinto y Hebe Marcogliese homologaron el acuerdo abreviado presentado por la Fiscalía y aceptado por la Defensa, condenando a Avalle a prisión perpetua.

La extensa lista de delitos por los que fue hallado culpable incluye homicidios calificados, extorsiones, amenazas coactivas, intimidación pública, abuso de armas, daño agravado y asociación ilícita, entre otros. Avalle, quien se encontraba detenido en la Unidad Residencial VI del Complejo Penitenciario Federal N° 1 de Ezeiza, utilizaba teléfonos celulares y llamadas telefónicas para impartir órdenes y coordinar las actividades de su organización criminal.

Según la acusación de la Fiscalía, Avalle instigó y ordenó múltiples ataques armados contra comercios, domicilios particulares, instituciones educativas, sindicatos y medios de comunicación en Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Entre los hechos más resonantes se encuentran los ataques a balazos contra el local de Grupo Televisión Litoral S.A., la Escuela Silvestre Begnis y la sede de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA).

Además, Avalle fue hallado culpable de instigar los homicidios de Miguel Roulin, Ricardo Américo Carrizo y Osvaldo Maximiliano Zalazar, así como de ordenar extorsiones a comerciantes y empresarios de la región. La investigación reveló que la organización criminal liderada por Avalle operaba desde marzo de 2021, utilizando la violencia y la intimidación para obtener beneficios económicos y mantener el control territorial.

La Fiscalía destacó el rol de Avalle como jefe máximo de la asociación ilícita, quien impartía órdenes desde su lugar de detención y controlaba las actividades de sus miembros. La sentencia ejemplar dictada por la Justicia rosarina envía un mensaje claro de que este tipo de conductas no serán toleradas y que los responsables serán llevados ante la justicia.