Fue tras el dictamen judicial en la audiencia realizada este lunes

Cuatro personas fueron imputadas en el marco de una investigación que desbarató una organización delictiva que operaba en Rosario y otras zonas de la provincia de Santa Fe. La banda, que tenía diversos objetivos, ejecutaba delitos violentos y lucrativos, entre ellos el tráfico de drogas, robos y extorsiones.

En una audiencia imputativa que comenzó el viernes y concluyó el lunes, en el Centro de Justicia Penal de Rosario, la Fiscalía formalizó la imputación de cuatro personas acusadas de integrar una asociación ilícita que operaba principalmente en Rosario y otros puntos de la provincia de Santa Fe. La causa, que involucra a una serie de delitos violentos y complejos, ha sido liderada por figuras que operaban desde distintas localizaciones, incluso desde centros penitenciarios.

Durante la audiencia, los fiscales, presentaron los cargos contra Rodolfo Héctor M., Lisandro C., Ornella D., y Jorge Andrés F., quienes, según los investigadores, formaban parte de una estructura criminal que se había consolidado a lo largo de los últimos dos años. A Rodolfo M. y Lisandro C. se les imputó el delito de asociación ilícita en calidad de jefes, mientras que Ornella D. y Jorge F. fueron imputados como miembros activos de la banda.

El juez de primera instancia, Dr. Pinto, ratificó la acusación y dispuso la prisión preventiva efectiva para los cuatro imputados, quienes deberán permanecer bajo custodia durante el proceso judicial.

La organización criminal y su modus operandi

La asociación ilícita en cuestión tenía objetivos claros y variados, principalmente relacionados con la expansión del poder territorial y el control de negocios ilícitos en varios barrios de Rosario. Según la Fiscalía, la organización operaba mediante la comisión de delitos violentos, como robos, secuestros, extorsiones, y homicidios, con el objetivo de consolidar su dominio en zonas estratégicas de la ciudad. Además, los imputados estaban involucrados en la venta de estupefacientes, la obtención de armas de fuego, el tráfico de vehículos robados y el cobro de alquileres de inmuebles obtenidos a través de métodos ilegales.

Los líderes de la organización, Rodolfo M. y Lisandro C., tenían un control absoluto sobre las decisiones operativas de la banda, a pesar de que ambos se encontraban privados de libertad en diferentes momentos del período investigado. M. estaba alojado en la Unidad Nº 6 de la Procuración Penitenciaria de la Nación, en la localidad de Rawson, mientras que C. cumplía pena en prisión domiciliaria y, posteriormente, en libertad condicional. Desde sus respectivos lugares de reclusión, ambos impartían órdenes a sus subordinados mediante comunicaciones telefónicas, lo que les permitió mantener una estructura funcional y activa, incluso cuando varios de sus miembros estaban detenidos.

Por su parte, las células de la organización operaban en distintos sectores de Rosario, entre ellos el Barrio Godoy, Villa Urquiza, Villa Nueva y Belgrano, en la zona oeste y Empalme Graneros y la zona cero, en la ciudad de San Lorenzo. Cada facción tenía como misión consolidar el poder de la banda, expandiendo su control territorial y disputando el dominio de los mercados ilegales con otras organizaciones criminales.

En cuanto a los roles dentro de la organización, los fiscales detallaron que los líderes establecieron una estructura jerárquica en la que cada miembro cumplía con tareas específicas. Algunos se encargaban de la venta de drogas en puntos estratégicos, otros organizaban y ejecutaban hechos violentos, mientras que un grupo se encargaba de la logística, el robo de vehículos y la provisión de armas de fuego.

Uno de los momentos clave de la investigación fue la atribución de varios hechos violentos en los que la banda estuvo involucrada. El 16 de marzo de 2023, por ejemplo, se ordenó un ataque armado contra un domicilio en la calle Flammarion al 5000, en Rosario. En ese mismo sentido, las víctimas de la organización fueron amenazadas y atacadas en varios puntos de la ciudad, a menudo con el apoyo de fuerzas de seguridad corruptas que facilitaban el accionar de la banda.

La participación de Ornella D y Jorge F

Ornella Lucia Dipierri y Jorge Andrés Fleitas, los otros dos imputados, fueron señalados como miembros clave dentro de la organización. Dipierri, quien tenía vínculos con las apuestas clandestinas y el uso de plataformas virtuales para organizar juegos de azar, actuaba como intermediaria entre los líderes de la banda y los usuarios de estos sistemas ilícitos. Además, colaboraba en la legitimación de las ganancias obtenidas de forma ilegal mediante contratos de alquiler a su nombre y participando en la creación de sociedades fantasmas.

Por su parte, Fleitas estaba involucrado en la organización de apuestas clandestinas en un local comercial de la ciudad, donde se realizaban apuestas a través de plataformas virtuales. También participaba activamente en la compra y venta de terrenos cuya titularidad estaba en disputa, una práctica que, según los fiscales, formaba parte de las maniobras fraudulentas de la banda.

El futuro de la investigación y las implicancias judiciales

La imputación de estos cuatro miembros clave de la organización representa un avance significativo en la lucha contra el crimen organizado en Rosario y la provincia de Santa Fe. Sin embargo, el fiscal advirtió que aún quedan varios aspectos por esclarecer, dado que existen numerosos prófugos vinculados a la banda, entre ellos, importantes actores que continuaban operando desde la clandestinidad.

La prisión preventiva de los imputados es una medida necesaria para evitar que continúen con sus actividades delictivas mientras avanza la investigación. Se espera que, en las próximas semanas, se sumen nuevos cargos a la causa, ya que la red criminal involucraba a más personas y abarcaba una serie de delitos conexos que aún deben ser esclarecidos.