Repartían drogas en bicicletas y también comercializaban en los “Mini 24”
Una organización criminal de la zona norte de Rosario empleaba una metodología innovadora para la distribución de estupefacientes, utilizando bicicletas y minimarkets como fachada. Sin embargo, la sorpresa vino al descubrir que tenían información privilegiada de los operativos policiales.
En un reciente operativo llevado a cabo en Rosario, lograron desmantelar una banda narco que operaba en la zona norte de la ciudad. Esta organización, liderada por Marcelo Fernández, alias “Frentudo”, se dedicaba al tráfico de drogas con una particular modalidad: utilizaban bicicletas para repartir estupefacientes y recurrían a los “Mini 24”, minimarkets de 24 horas, para comercializar sus productos en puntos fijos. Estos lugares, conocidos en la ciudad, servían de fachada para encubrir las actividades ilícitas que realizaban durante todo el día y la noche.
Ayer se llevó a cabo una extensa audiencia imputativa, donde los fiscales presentaron los detalles de la investigación. El caso sorprendió a todos, no solo por la modalidad de distribución, sino por la posible connivencia de algunos agentes de la fuerza policial. Según los fiscales, los miembros de la banda recibían información anticipada sobre los operativos de allanamientos, lo que les permitía evitar la detención, esconder los estupefacientes y eliminar las pruebas antes de que llegaran las autoridades.
La investigación dio como resultado la detención de varios miembros clave de la banda. Entre ellos se encuentra Marcelo Fernández de 42 años, acusado de ser uno de los principales responsables del comercio de estupefacientes, especialmente cocaína y marihuana. Junto a él fueron detenidos su pareja, Abril Rodríguez y otros colaboradores de la red. En total, seis personas fueron imputadas, y se dictaron prisiones preventivas para la mayoría de los involucrados.
La modalidad de venta era bien organizada. Marcelo Fernández y su pareja, Abril Rodríguez, operaban desde su domicilio en Freyre al 2000, donde fraccionaban la cocaína y luego la distribuían al por menor. Además, se utilizaba la plataforma Mercado Pago para recibir los pagos de los clientes. Por su parte, Sandra Álvarez, otra integrante de la banda, operaba en la zona de Castagnino y las vías férreas, contratando a un “buho“, un informante que les alertaba sobre la presencia de la policía.
Además de la venta en puntos fijos, la banda utilizaba bicicletas para repartir las drogas en distintos barrios de Rosario. Los “soldaditos”, miembros de la organización, también se encargaban de vender directamente en la vía pública. La estrategia de distribución y venta era eficiente, pero la clave de su éxito residía en la capacidad para evadir a la policía, gracias a la filtración de información sobre los operativos.
El desmantelamiento de esta banda muestra la creciente sofisticación en las organizaciones criminales de Rosario. El uso de nuevas tecnologías, como las aplicaciones de mensajería para coordinar las ventas, y el empleo de minimarkets como fachada, son solo algunos de los métodos que utilizan para evitar ser detectados. Además, el hecho de que tengan información privilegiada sobre los operativos refuerza la necesidad de una mayor transparencia y control dentro de las fuerzas de seguridad.
En conclusión, esta operación no solo expone la evolución de las estrategias utilizadas por las bandas narco en Rosario, sino que también pone de manifiesto la creciente complejidad en la lucha contra el crimen organizado en la región. A medida que las autoridades continúan investigando, se espera que el caso arroje más detalles sobre las conexiones entre el crimen organizado y la policía local.