Opinión: Gabriela Sosa
El asesinato de Morena, la niña de Lanús abordada camino a su escuela por personas para quienes la vida ajena y propia no vale nada, estalla en los medios nacionales a pocos días de las elecciones. Una vez más, una muerte violenta que sucede en Buenos Aires abre opiniones, reflexiones, comentarios, consulta a especialistas y demás, que no logran las estadísticas de los asesinatos casi diarios de la provincia de Santa Fe. Pero en particular, la cercanía del hecho dramático y doloroso con el domingo 13 de Agosto, elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias nacionales, instala acusaciones cruzadas, intenciones de aprovechamiento político del oficialismo y oposición en los distintos niveles de gobierno. Un carancheo que asquea y que tiene de todo menos propuestas para la construcción de una sociedad que se desmembra con cada derecho básico no garantizado. Los mismos que se acusan mutuamente, son los responsables de que más de la mitad de las infancias y adolescencias de nuestro país sean pobres, elemento provocador de exclusiones, discriminaciones y violencias. Urge debatir seriamente en la Argentina, la seguridad, las violencias, a la par de la situación del sistema público de salud, el abordaje de los consumos problemáticos, el alimento diario, las oportunidades de acceso a la educación, la cultura. No es posible empezar a salir del temor cotidiano si en lo inmediato no se realiza la tarea de revisar protocolos, evaluar alcances y límites de las intervenciones, garantizar el acceso a la justicia de las familias víctimas. A la par, de una buena vez, hay que encarar las causas, desde la perspectiva de la prevención social del delito y la violencia. Basta de hipocresía, y como, siempre son bienvenidos los compromisos honestos y serios por una vida libre de violencias. Movimiento Libres del Sur